martes

Richard Ford, ¿aburrido?

 Saqué el libro de la biblioteca pública, porque Richard Ford me cae bien. Tiene unos cuantos relatos excelentes, en mi opinión. También destacan dos de sus novelas: El día de la Independencia, de la que se me quedó grabado el concepto de La edad de la experienca (cuando un ser humano ha descubierto que ganar una de cada seis o siete dificultades que le propone la vida ya es todo un éxito) y El periodista deportivo. En las dos habla de casi lo mismo. Seres humanos. Y lo hace de manera sensacional.

En la obra, De mujeres con hombres, hace un giro brusco frente a lo que ya había leído de él. Pero no considero que se merezca el comentario que le escribieron y que recojo en la foto de la derecha.

Su primer relato (contiene tres) narra las vicisitudes de un representante de papel especial para libros de texto, que se enamora de una mujer francesa, en París, donde se encuentra en viaje de negocios. Cuando regresa a los Estados Unidos, el malestar que ha hecho presa de él se hace más vívido e insoportable, hasta llevarle a romper con su mujer y regresar a Francia, en la búsqueda de no se sabe bien qué. ¿Lo encontrará?



El segundo relato cuenta el viaje que realiza un joven con su tía hasta el estado donde reside su madre, hermana de la anterior y lo que les sucede en el camino, incluyendo ser testigos de un asesinato. El tercero. si te parecen interesantes los anteriores, prueba a leerlo. Lo encuentras en la Biblioteca Pública.


Quizás Ford no tenga el poder de la narrativa latino americana que más nos ha llegado en las últimas décadas, quizás le falten colores y emociones de trazo grueso (como las de Bolaño en su Los detectives salvajes.)

Me gusta Ford porque es capaz de contener los alaridos del alma en un par de párrafos. 



Como en ese donde distingue entre intimidad y privacidad, considerando que la primera se logra con dos o tres personas en toda una vida, mientras que la privacidad apenas te permite hablar de la próstata o del ciclo mentrual. De un dolor de muelas o de los laxantes. Y que esa primera tiene que ver con la intimidad silenciosa, la que te lleva a la comprensión, a la compasión,a ese lugar donde no rigen las palabras, las insinuaciones ni tampoco las promesas.

Claro que ese párrafo no es de esta obra, sino de El día de...

Tampoco he mencionado que es el editor de una de las mejores antologías de cuento americano. La que en España editó Galaxia Gütemberg. Aún me duele el comentario de la hoja en blanco, la anteportada. Pues a mi me gustó.

3 comentarios:

Pal dijo...

Tengo en mente una segunda chance para el periodista deportivo, no es que no le cogiera el gusto, sino que iba leyendo a ratos cortos y yo, si no leo del tirón, me cuesta no abandonar el libro. Los cuentos no he leído ninguno de Ford, me lo apunto.
Saludos!

Pal dijo...

Por cierto, se me hace rara esta vista multiopción. Podías volverte estándar...

SIMPATIA LABORAL dijo...

Seguro que fuiste quien escribió en la anteportada: "Tóstón de novela. Escritor embustero." JAJAJAJA.
Es un tipo peculiar,como Carver, como Yates. Americanos en Pleasantville, que no lo veían tan cautivador. Curioso que los tres relaten encuentros entre parejas, ya sabes, en casa de una de ellas. Como en la época de los abuelos. ¿Jerez o vodka? ¿Peggie? -Bourbon con soda.

Sobre las vistas de este blog, es que me hartan todos esos del tipo espagueti-blog que me encuentro por ahí, con montones de "sígueme", "coméntame", "miénteme". Prefiero que sea feo de solemnidad. Que no llame a engaños.

Un abrazo, Averno-poeta.